miércoles, 18 de noviembre de 2009

CUENTOS DE VIDA I

CUENTOS CORTOS

Los cuentos pueden decir aquello que de otra manera no tiene permiso de ser expresado. Porque lo que ellos muestran también saben esconderlo, y su verdad es imaginada al igual que el rostro de una mujer detrás del velo.
El cuento de la entrada anterior como el que ahora comparto, nos invita a transitar un camino de entendimiento, superando, a menudo, nuestras ideas habituales. Giran alrededor de un centro y alrededor un orden oculto,
que más allá de los límites de conciencia y culpa, une lo que está separado.

LA CEGUERA

Había una vez un oso polar al que llevaban de acá para allá, en un circo.
No lo necesitaban para las funciones, sino solo para exponerlo. Por eso siempre estaba en su jaula. Era tan estrecha que sólo podía dar dos pasos para adelante y dos pasos para atrás. Al cabo de un tiempo el oso les dio pena y se dijeron: “Ahora lo venderemos a un zoológico”. Allí tenía mucho espacio libre, pero aún así sólo daba dos pasos para adelante y dos pasos para atrás. Entonces otro oso le preguntó: Por qué haces eso”? a lo que respondió: “Es por haber pasado tanto tiempo en la jaula”-

Bert Hellinger

Comentario posterior – las imágines internas

Lo que muchas veces limita nuestra disposición para mirar es que experimentamos como obligación e inocencia algo que nos resulta fatal, y como traición a un orden y culpa el mirar que nos muestra las soluciones. En consecuencia, el mirar real es sustituido por una imagen interior, de forma que lo que ya pasó sigue actuando como si aún estuviera.
A veces, la imagen interior únicamente se crea de oídas, por lo que nos formamos un orden que solo existe en la imaginación. Así, el mirar se sustituye por el escuchar, la verdad por el libre albedrío
y el saber por el crecer.