sábado, 20 de octubre de 2012

MUJER EMBARAZADA





"La madre que lleva un hijo, debe tomar conciencia de los poderes que tiene sobre él, desde mucho antes de su nacimiento. No basta con amar de antemano a este hijo que va a nacer, hay que aprender cómo utilizar los poderes del amor. 
Al pensar, pues, en su hijo, la madre tiene la posibilidad de proyectar su amor hasta las regiones más sublimes para recoger en ellas unos elementos de los que el hijo tendrá necesidad más tarde, e infundírselos… unos elementos que trabajarán en él para que se convierta en un ser excepcional. 
¿Cómo puede creer una madre que con sus propios recursos es capaz de darle a su hijo todo lo que necesita si no va a buscarlo a otra parte, más arriba, en el plano espiritual? Así pues, de vez en cuando, durante unos minutos, varias veces por día, con sus pensamientos, con sus oraciones, que se presente ante Dios, diciéndole: "Señor, quiero que este hijo que Tú me das sea tu servidor. Pero para ello, tengo necesidad de otros elementos que sólo se encuentran junto a Ti: dámelos, por favor." 
Diréis que no es tan fácil presentarse ante Dios. Desde luego, pero es una forma de hablar. Al pensar en la belleza, en la luz, en la eternidad, la madre atraerá ya estos elementos sutiles más elevados y los proyectará sobre su hijo."

- Taller sobre la Maternidad -