miércoles, 11 de noviembre de 2009

CUENTOS DE VIDA
















Constantemente estamos aprendiendo. Unos conscientes, otros inconscientemente. Es ley de la vida, y vamos avanzando o retrocediendo según acojamos sus enseñanzas.

Asistí a un Seminario acerca de Traumas en Argentina con Annwyn St. Just, y te puedo decir que más de alguno de nosotros ha tenido alguna experiencia al respecto, ó, aún permanecen dormidos esperando su despertar. El cuerpo nos evita los grandes dolores que éstos nos producen, guardándolos en nuestro inconsciente, hasta que aparecen.
Se manifiestan a través de “síntomas”, que es lo lineal, talvez una arritmia, un cólico renal, un infarto, etc., es nuestra “alarma de incendio”, aunque en lo sistémico es alguna causa emocional que está esperando ser resuelta en esta generación u otra.

Leí
“Cuentos de Vida”, de Bert Hellinger, y sentí oportuno compartir uno que otro contigo -son breves - porque invitan a transitar un camino de entendimiento, superando, a menudo, nuestras ideas habituales. Giran alrededor de un centro y alrededor de un orden oculto que, mas allá de los límites de conciencia y culpa une lo que está separado.
También están los poemas para reflexionar, los que llegan a nuestra alma si les damos tiempo para vibrar en nuestro interior y si los leemos como escuchándolos, interiormente.
Los cuentos pueden decir aquello que de otra manera no tiene permiso de ser expresado. Porque lo que ellos muestran también saben esconderlo, y su verdad es imaginada al igual que el rostro de una mujer detrás del velo, dice Hellinger.

Tanto cuentos como poemas los compartiré en mis próximas entradas.
Para mi fue un regalo, espero sean de tu agrado.

LOS OPUESTOS
Cuando alguien quiere apreciar un objeto muy pequeño, lo toma entre el índice y el pulgar. Ambos dedos están uno frente al otro y así pueden prender y aprehender el objeto que se encuentran entre ellos y que, sin embargo, les resulta totalmente distinto a ambos.
A menudo nos ocurre lo mismo con las palabras y su significado.
Por eso, en cuestiones esenciales debemos contemplar simultáneamente los múltiples aspectos de las mismas
porque la plenitud no excluye, sino que incluye los contrarios, y también el opuesto es una parte, un componente de un todo donde una pieza no sustituye a la otra, sino que la completa.