viernes, 29 de mayo de 2009
jueves, 21 de mayo de 2009
ACERCA DE GUARDAR SILENCIO
Algo que siempre admiré, y admiro, de las tribus indígenas es esa comunión con la naturaleza y el respeto por sus ancianos, quienes guardan la sabiduría ancestral y espiritual de su pueblo. Asistí a una charla en Misiones, Argentina, donde un “jefe de tribu” guaraní compartía la cosmovisión indígena a todos los presentes. El cómo se manejan en tribus, el respeto por la jerarquía y el mensaje de la naturaleza hace que todo fluya armoniosamente. Existe una preparación espiritual desde la infancia donde el más anciano prepara al que será "El Gran Jefe" mediante práctica de meditación y "retiros espirituales" más los conocimientos ancentrales de amor y orden hasta que se haga mayor.
Ken Nerburn, es el autor de Ni lobo ni Perro, por sendero olvidado con un anciano indio, cuyo estracto de comparto. Además es escultor y educador norteamericano, está profundamente involucrado en los asuntos referentes a los nativos de Norteamérica. Tiene doctorado en teología como en Arte y vive con su familia en Bemidju, Minnesota, USA.
"Nosotros los indios sabemos del silencio. No le tenemos miedo. De hecho, para nosotros es más poderoso que las palabras. Nuestros ancianos fueron educados en las maneras del silencio y ellos nos transmitieron ese conocimiento a nosotros.
Observa, escucha y luego actúa, nos decían. Esa es la manera de vivir.
Observa a los animales para ver cómo cuidan a sus crías.
Observa a los ancianos para ver cómo se comportan.
Observa al hombre blanco para ver qué quiere.
Siempre observa primero, con corazón y mente quietos, y entonces aprenderás. Cuando hayas observado lo suficiente, entonces podrás actuar.
Con ustedes es lo contrario. Ustedes aprenden hablando. Premian a los niños que hablan más en la escuela. En sus fiestas todos tratan de hablar. En el trabajo siempre están teniendo reuniones en las que todos interrumpen a todos, y todos hablan cinco, diez o cien veces. Y le llaman "resolver un problema". Cuando están en una habitación y hay silencio, se ponen nerviosos. Tienen que llenar el espacio con sonidos. Así que hablan impulsivamente, incluso antes de saber lo que van a decir. A la gente blanca le gusta discutir. Ni siquiera permiten que el otro termine una frase. Siempre interrumpen. Para los indios esto es muy irrespetuoso e incluso muy estúpido. Si tú comienzas a hablar, yo no voy a interrumpirte. Te escucharé. Quizás deje de escucharte si no me gusta lo que estás diciendo. Pero no voy a interrumpirte. Cuando termines, tomaré mi decisión sobre lo que dijiste, pero no te diré si no estoy de acuerdo, a menos que sea importante. De lo contrario, simplemente me quedaré callado y me alejaré. Me has dicho lo que necesito saber. No hay nada más que decir. Pero eso no es suficiente para la mayoría de la gente blanca. La gente debería pensar en sus palabras como si fuesen semillas. Deberían plantarlas y luego permitirles crecer en silencio.
Nuestros ancianos nos enseñaron que la tierra siempre nos está hablando, pero que debemos guardar silencio para escucharla.
Existen muchas voces además de las nuestras. Muchas voces".
Si ponemos corazón al silencio, seremos mas generosos al comunicarnos? bonito desafio...
domingo, 17 de mayo de 2009
lunes, 11 de mayo de 2009
sábado, 9 de mayo de 2009
ESE INSTANTE UNICO...

Domingo 10 de mayo
es “el” día para mi.
La incomodidad de estar expuesta
de sacar una armadura que me cubre
y ver la “realidad”.
Hoy le digo a la gente que me importa
qué es lo que está realmente en mi mente
y en mi corazón.
Hoy me expongo,
Hoy me muestro al mundo
Es el momento de Ser Yo..
Y la vida,
en su manifestación maravillosa
me dió la fuerza y el conocimiento
para que hoy sea un gran día
….y mañana también!
- Gracias Ly por motivarme con tus palabras -
miércoles, 6 de mayo de 2009
UN VIAJE INTERIOR

Como mirar a nuestra madre
En mi país, Chile, el día de la Madre se celebra el 10 de mayo, y, en su honor, lo quise hacer diferente este año.
Hoy, mi invitación es llevarte a un viaje interior. Situarte en un contexto poco habitual y ante el cual su imagen será percibida de un modo particular. Con una mirada tierna, diferente a la que acostumbrabas hasta hoy. Me gustaría la aprendieras a mirar. La has visto realmente como ella ES?
Nuestra madre fue niña una vez, igual que nosotros. Seguramente te habrá mostrado alguna foto de ella cuando pequeña. La recuerdas? La tienes a mano?
Nuestra madre fue niña una vez, igual que nosotros. Seguramente te habrá mostrado alguna foto de ella cuando pequeña. La recuerdas? La tienes a mano?
Ella también tuvo sus padres, nació en una familia determinada, con sus destinos particulares, que a ella la afectaron y la formaron.
A veces, alguien murió demasiado pronto en su familia, tal vez su madre o su padre o un hermano. O quizá estuvo alguien muy enfermo cerca de ella. De niña ella también se preocupó y ante ese dolor quizás se dijo: estoy dispuesta a hacerme cargo de esto para que a otro le vaya mejor. Todo esto queda en su corazón sin verbalizar. Su cuerpo lo registró. Y entonces desde niña fue acarreada por un destino ajeno, como el “hacerse cargo” de algo que asumió como suyo.
La miramos así alguna vez?
Y de repente nos percatamos de lo siguiente: nuestras expectativas, como hijos o nuestras pretensiones con respecto a ella ignoran por completo lo que su alma movió, lo que su alma tomó de ella - a su servicio - para otro propósito.
¡Qué extraño resulta, entonces, el exigir y desear interiormente, y decirlo también, que ella esté totalmente aquí para nosotros, que no piense en nada más que en nosotros!
¡Qué pobres somos pues en nuestra alma!
¡Qué alejados del amor y de la felicidad!
Lo primero que nos queda por hacer es mirar a nuestra madre cómo a una mujer corriente con una historia, con una larga historia por parte de su familia.
Esta historia la ha hecho humana, es decir imperfecta y justamente esta imperfección la hace especialmente bonita y simpática.
El comienzo de la felicidad es poder ver a nuestra madre con su humanidad y quererla "tal como ES".
Entonces, prácticamente nada se opone más a la felicidad. Esto es el comienzo de la felicidad que permanece.
Cuando logramos verla de esta manera, algo cambia interiormente en nosotros, y entonces la podemos VER con lo bueno y lo difícil que tuvo que afrontar y superar para salir adelante!
Por tí y para tí mamá, gracias!
- Un texto de Bert Hellinger adaptado al blog -
sábado, 2 de mayo de 2009
DECIR "SI" A LA VIDA

¿Qué significa decir Sí a la Vida?
Muchas personas que deciden asistir a una terapia, generalmente, es porque la vida les está brindando algo diferente a lo que esperaban, por lo tanto aparecen dolencias, angustias, depresión y estrés, todo un conjunto de situaciones que de alguna forma su "sabiduría personal" sabe que no es equivalente a estar vivo.
Muchas personas que deciden asistir a una terapia, generalmente, es porque la vida les está brindando algo diferente a lo que esperaban, por lo tanto aparecen dolencias, angustias, depresión y estrés, todo un conjunto de situaciones que de alguna forma su "sabiduría personal" sabe que no es equivalente a estar vivo.
Estamos viviendo la magia de vivir, de respirar y percibir el mundo, a las personas que amamos. Entonces surge la pregunta básica, acepto la vida?
Todos los días, desde que nos levantamos la respuesta está, sin mucha conciencia, en todo lo que hacemos. Cuando partimos al trabajo, movilizamos los niños al colegio, coordinamos tareas, supervisamos otras, y "hacemos" durante todo el día, estamos diciendo: “Sí a la vida”, que equivale a decir,"Sí, a la vida que recibimos de nuestros padres", que es donde radica el secreto de la felicidad.
De esta manera la vida fluye a través de nosotros.
Entonces, cómo transitar, efectivamente, por estos territorios, saludablemente y aprendiendo "a estar vivo"? Asintiendo a todo lo que la vida crea, asentir a la vida tal como es, con todas sus formas, tanto si son gratas como si no lo son, tanto si traen vida como si traen muerte, dicha o quebranto. Es entregarse a todas sus formas, sin oposición ni terquedad.
Que la vida viva a través nuestro: esto es la espiritualidad.
Esto es el reto y la gran audacia del desarrollo espiritual.
Oponerse es sufrimiento.
Asentir es liberación.
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