viernes, 5 de febrero de 2010

SER COMO EL RIO






“Un río nunca pasa dos veces por el mismo lugar…”

Ser como el río que fluye silencioso dentro de la noche.
No temer las tinieblas de la noche.
Si hay estrellas en el cielo, reflejarlas.
Y si los cielos se cubren de nubes,
como el río, las nubes son agua,
reflejarlas también sin amargura
en las profundidades tranquilas.

- Manuel Bandeira - poeta brasileño


Siempre estamos ante la primera vez.
Al recorrer el camino que va desde nuestro manantial (o nacimiento) a nuestro destino (muerte), los paisajes son siempre nuevos. Entonces lo más aconsejable, es recibir las novedades de la vida con alegría. El asustarnos ante lo desconocido, es la reacción propia de nuestra mente ante lo que desconoce y no puede controlar, sin embargo, nuestro corazón goza, disfruta lo nuevo que nos brinda la vida segundo a segundo.

Un río no deja nunca de correr…ni la vida de transcurrir….


En un valle, la cosa es diferente….vamos más despacio apreciando el amplio paisaje.
Todo a nuestro alrededor se vuelve más fácil. Las aguas se calman y nosotros con ella, y nos volvemos como ese valle…vastos, largos, generosos y nuestros márgenes son siempre fértiles.
La vegetación sólo nace donde existe agua.

Y…qué pasa con las piedras? Mejor esquivarlas.
Es evidente que el agua es más fuerte que el granito, solo que necesita tiempo. De nada sirve dejarse dominar por obstáculos más fuertes, o intentar batirse contra ellos, pues gastaremos energía en vano.
Lo mejor es saber dónde se encuentra la salida, y seguir adelante.

Seamos verdaderos manantiales de agua fresca que fluyen para todos aquéllos que tienen sed y entran en contacto con nosotros.