Deseo agradecer el noble gesto que ha tenido mi amigo Charly W Karl, http://sensacionesdelalma.blogspot.com/ al nominar a mi blog “Punto Aparte”. Es para mi un honor haber sido mencionada solamente, ante eso solo tengo sentimientos de gratitud y esperar seas reconocido ante esta nominación.
Estamos en la fecha limite… haré lo posible para corresponder a mi amigo.
Seleccionar es difícil y todos merecen estar aquí, por lo tanto escogeré los siete que mas visito y leo. Otros que quise nombrar ya estaban nominados por otros blogeros.
Las reglas para participar son las siguientes:
Pueden votar todas las personas que mantengan un blog activo desde hace más de un mes.
Para participar, cada bloguero deberá proponer en su blog los nombres de siete blogs (preferiblemente por orden alfabético). A cada blog mencionado le corresponde un voto.
Cada bloguero sólo podrá votar una vez y deberá publicar sus propuestas en su propio blog (en la forma y modo que mejor le parezca), enviando sus propuestas a continuación por correo electrónico a la dirección7.maravilhas.blogoesfera@gmail.com.
En su mensaje, además de los blogs por los que vota, deberá indicar el enlace con el post en el que publica sus votos.
La fecha límite para enviar los votos es el 01/07/2007.
Para evitar el riesgo de que se falseen los resultados y evitar cortesías innecesarias, serán considerados votos nulos: Los votos de los blogueros por sus propios blogs o aquellos en los que participen. Los votos a favor de O Sentido das Coisas.
El día 7.7.2007 se darán a conocer los vencedores y se publicará el resultado de todas las votaciones.
NOMINADOS
** Antonio http://antonioaraizaaullido.blogspot.com/
** Enzo Antonio http://aquiconeldiablo.blogspot.com/
** Jaimie http://markapazos.blogspot.com/
** Martha http://elespaciodemartha.blogspot.com/
** Marvision http://marvision.blogspot.com/
** Mucha: http://recomenzar.blogspot.com/
** Paul http://paulponce.blogspot.com/
sábado, 30 de junio de 2007
martes, 26 de junio de 2007
VESTIRSE v/s DES-VESTIRSE
Leía a una sicóloga, Paula Serrano, quien me dejó reflexionando sobre como nos mostramos y como nos protegemos ante los otros y ante nosotros mismos por temor y al “deber ser”.
Vestirnos hoy no solo nos protege del frío, sino también de nuestras imperfecciones, nuestras heridas o penas profundas. Nos vestimos muchas veces con máscaras y disfraces para lucir bellas cuando no lo estamos, o alegres cuando en verdad estamos tristes. Nos vestimos para lucir bien y sentirnos bien. Que lindo espectáculo observamos cuando nos percibimos bien y nos ven bien: cuando estamos felices: luces del cielo, en arcoiris, bajan hasta nosotras y nos visten desde el Alma. Irradiamos esa alegría! Está de moda andar vestida: se nos dice cómo vestirnos para seducir, cómo vestirnos para sentirnos seguras y contentas. Lucimos nuestra tenida innovada de confianza y con ello un gran poder interno.
Desvestirnos es peligroso porque nos expone y vivimos en una sociedad que sólo acepta la perfección. Por esta razón nos sentimos “desvestidas” cuando estamos ansiosas, frágiles o asustadas. Tenemos disfraces para toda ocasión, dependiendo de la circunstancia. Nuevamente utilizamos camuflaje y desfilamos en la pasarela de la vida. Nos desgastamos haciendo roles que no queremos, viviendo la vida para otros. El resultado es el fracaso de muchas relaciones que pudieron ser exitosas y una constante sensación de soledad.
Dice: Este mal parte en la infancia, cuando para ser queridos o para ser aceptados o para poder competir con nuestros hermanos o para no decepcionar a nuestros padres se instala el temor al desnudo. Estos niños siempre bien vestidos, a veces para ser funcionales a la familia se visten de rebeldes, de enfermos, de frágiles, de lo que sea con tal de mantener el sistema. Otras veces es al revés, deben vestirse de personas grandes, competentes, nunca dar problemas, cuidar siempre en vez de pedir cuidado, disfrazarse de fuertes y de seguros, de capaces y maduros. Después basta con tener un buen guardarropa y la vida promete andar más o menos bien.
Detrás de la obediencia infantil está la ilusión de un encuentro que nos permita mostrar esas otras partes escondidas, de un rincón de desnudez. Y la vida suele regalar a todos ese rincón. Un rincón donde la pasión, la ternura, la risa, la locura y también el sentido de realidad puedan darse juntos y sin explicaciones. Un espacio de libertad, de verdad. Un lugar donde ganar puede ser perder, perderse”.
Esos rincones son escasos. Cada día vemos cómo las restricciones a la libertad se hacen cada vez mayores y cómo la soledad y la tensión que resultan de andar siempre vestidos enferman el alma y el cuerpo de muchos.
¿Podremos las mujeres crear y crearnos ese espacio? ¿Para nosotras, para nuestros hijos, para nuestros amores? Hay que recuperar la desnudez perdida!
Vestirnos hoy no solo nos protege del frío, sino también de nuestras imperfecciones, nuestras heridas o penas profundas. Nos vestimos muchas veces con máscaras y disfraces para lucir bellas cuando no lo estamos, o alegres cuando en verdad estamos tristes. Nos vestimos para lucir bien y sentirnos bien. Que lindo espectáculo observamos cuando nos percibimos bien y nos ven bien: cuando estamos felices: luces del cielo, en arcoiris, bajan hasta nosotras y nos visten desde el Alma. Irradiamos esa alegría! Está de moda andar vestida: se nos dice cómo vestirnos para seducir, cómo vestirnos para sentirnos seguras y contentas. Lucimos nuestra tenida innovada de confianza y con ello un gran poder interno.
Desvestirnos es peligroso porque nos expone y vivimos en una sociedad que sólo acepta la perfección. Por esta razón nos sentimos “desvestidas” cuando estamos ansiosas, frágiles o asustadas. Tenemos disfraces para toda ocasión, dependiendo de la circunstancia. Nuevamente utilizamos camuflaje y desfilamos en la pasarela de la vida. Nos desgastamos haciendo roles que no queremos, viviendo la vida para otros. El resultado es el fracaso de muchas relaciones que pudieron ser exitosas y una constante sensación de soledad.
Dice: Este mal parte en la infancia, cuando para ser queridos o para ser aceptados o para poder competir con nuestros hermanos o para no decepcionar a nuestros padres se instala el temor al desnudo. Estos niños siempre bien vestidos, a veces para ser funcionales a la familia se visten de rebeldes, de enfermos, de frágiles, de lo que sea con tal de mantener el sistema. Otras veces es al revés, deben vestirse de personas grandes, competentes, nunca dar problemas, cuidar siempre en vez de pedir cuidado, disfrazarse de fuertes y de seguros, de capaces y maduros. Después basta con tener un buen guardarropa y la vida promete andar más o menos bien.
Detrás de la obediencia infantil está la ilusión de un encuentro que nos permita mostrar esas otras partes escondidas, de un rincón de desnudez. Y la vida suele regalar a todos ese rincón. Un rincón donde la pasión, la ternura, la risa, la locura y también el sentido de realidad puedan darse juntos y sin explicaciones. Un espacio de libertad, de verdad. Un lugar donde ganar puede ser perder, perderse”.
Esos rincones son escasos. Cada día vemos cómo las restricciones a la libertad se hacen cada vez mayores y cómo la soledad y la tensión que resultan de andar siempre vestidos enferman el alma y el cuerpo de muchos.
¿Podremos las mujeres crear y crearnos ese espacio? ¿Para nosotras, para nuestros hijos, para nuestros amores? Hay que recuperar la desnudez perdida!
domingo, 10 de junio de 2007
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